En una pension berreta del microcentro porteño, más concretamente en la calle Sarmiento entre Uruguay y Talcahuano, un pensionista entra y encara a su compañero de habitación:
- ¡Che, acá hay un tufo barbaro! ¿Qué esta pasando?
- ¿Cómo que hay un “tufo barbaro”? No entiendo…
- ¡Sí, loco! ¡Olor a pata, a bola’!
- Ah, bueno, mirá, debe hacer como cuatro o cinco días que no me baño. Pero no lo hago por ser desaseado, y si pensás que lo soy, te aseguro que no es así.
- ¡¿Entonces?!
Entonces, bueno, doy por aclarado este punto, y te cuento que la única razón por la cual no lo hago es porque me da frío. BrRrrRrrr!!!!
- ¡Che, acá hay un tufo barbaro! ¿Qué esta pasando?
- ¿Cómo que hay un “tufo barbaro”? No entiendo…
- ¡Sí, loco! ¡Olor a pata, a bola’!
- Ah, bueno, mirá, debe hacer como cuatro o cinco días que no me baño. Pero no lo hago por ser desaseado, y si pensás que lo soy, te aseguro que no es así.
- ¡¿Entonces?!
Entonces, bueno, doy por aclarado este punto, y te cuento que la única razón por la cual no lo hago es porque me da frío. BrRrrRrrr!!!!
