jueves, diciembre 14, 2006

Plaza

Un mediodía los amantes se encontraron, como en tantas películas, en una plaza del centro de Buenos Aires. Allí, Carlos le dijo a Ana que no podia seguir con la relacion. “Estoy asustado”, dijo sobre el vínculo, pero más porque su mujer estaba sospechando y se lo dijo. Le dijo que si lo descubría in-fraganti, lo iba a echar de su casa y se quedaba con sus dos hermosos hijos.
A todo esto, Ana, nuy seria, le dijo que este era el preciso momento para formalizar la relación. Y a Carlos se le atraganto una garrapiñada en la garganta…o fue mas de una?
Después, Carlos, sin decir palabra miro a su alrededor: madres paseando a sus hijos en el cochecito, y se enterneció.
Pasó una grupito de chicas jovencitas y se le paró.
Pasó un muchacho paseando perros, y penso en lo que pensamos algunos cuando los perros van a una plaza: “pero ese hijo puta no va a limpiar la caca?”.
Todavía Ana lo miraba a los ojos a la espera de una respuesta. Una tierna pero expectante mirada.
Y saben que pasó?
Se fueron a un telo de la zona y, mejor, “hablamos después”.