miércoles, mayo 09, 2007

Tus documentos

Yo no tengo películas porno en mi computadora, pero sé que mi novia sí. La semana pasada yo estaba solo en su casa. Ella había salido a comprar alimento para su gato, que se asemejaba a una enorme masa uniforme de pelos. El tipo no dejaba de maullar. Y yo lo observaba silenciosamente, aguardando que se calle y con ganas de ahorcarlo con el mouse. Tal vez, se trataría del primer gato que muere a expensas de un ratón, aunque supongo que a alguien ya se le habría ocurrido semejante idea. Alguien más osado que yo, sin duda. No es que no me anime a pasar ciertos límites, pero está claro que asfixiar a esa bola de pelos o a “Pradón”, como lo bautizó mi novia, me traería demasiadas complicaciones. Y yo no estoy para problemas, aunque lo miro con detenimiento. De hecho, no puedo despegar mi mirada de él, y lo observo mientras se fruncen mis cejas hasta que el animal trepa al monitor de la computadora.
El mouse está cerca y me acerco hacia él. Casi inmediatamente el animal da un salto olímpico y sale al patio, dejándome frente a la computadora de mi novia. Intrigado, me olvido de “Pradón” y decido explorar su contenido. Buscar: archivos de películas. Ante mi sorpresa, aparecen “Fantasías”, “El loco de la guadaña”, “Pistolón” y “De a 12”.
Aunque pienso que este acto imprudente me puede costar caro, la tentación me atrapa de forma irresistible. Y, por ahora los gatos no hablan, así que pruebo con el “sueño del pibe” o, para ser mas preciso, “Pistolón”.
Inmediatamente, aparece en pantalla un cowboy al mejor estilo John Wayne, contando los pasos y dispuesto a batirse a duelo. Pero no se trata de un duelo convencional, sino de uno entre el vaquero y una dama de curvas generosas. Luego aparecen más hombres y mujeres. Un revoltijo. También caballos y hasta un cerdo mugriento. Todo dicho. La escena me hace gracia y el gato maúlla como si él quisiera participar de la escena. Tal vez no. Tal vez sea que está retándome a duelo debido a mi morbosa curiosidad, que, como se estila decir, mata precisamente los gatos y no a las personas. No lo sé. A esta altura no tengo las cosas demasiado claras.
Como el primer video me resulta muy entretenido, supongo que lo que viene debe serlo también. El tiroteo termina y paso al archivo denominado “Fantasías”. Quizás me dé una pauta para mejorar mi vida sexual. O quizás sea sólo un africano bien dotado, como tantos, con quien definitivamente no podría competir. O una isla paradisíaca con una playa y cuerpos desnudos dorándose al sol. O un gordo millonario y perverso en su yate, con dos chicas pulposas, y dispuestas a todo por unos billetes.
Mi imaginación vuela, mientras aparece el video seleccionado: Una quirófano, llantos y una madre a punto de parir. Esto sí que no me lo esperaba. Ahora sí creo que estoy en problemas. Mejor apago la computadora, me preparo un café y espero un rato hasta que llegue ella.
A su regreso, al menos me gustaría recrear la escena del primer video. Creo que para el segundo habrá tiempo suficiente. Algún día llegará ese momento, si es que en el duelo no se me escapa un tiro. Espero que no. Eso sólo le podría pasar a un asesino de gatos.