sábado, octubre 27, 2012

RADIO PASILLO

Él se da aires de superado
en la oficina cree ser el eje
él piensa ser genio
pero es sólo mi jefe

Se codea con los grandes
se codea con los doctores
nunca da una negativa
siempre dice sí señores

Ordena siempre a todos
pero a no todos reclama
nunca a las empleadas mas bellas
que quiere llevarse a la cama

Nunca sé su paradero
el otro dia casi lo agarro
estará de reunión de jefes
o metiendo la mano en el tarro?

El respeto y la moral
es lo que pide y sostiene
nunca falta una secretaria
que le sobe bien el pene

Se enoja a veces conmigo
él pone la voz en alto
no es que yo sea un ejemplo
por lo menos nunca falto

Él es quien me felicita
los bonos pone de carnada
tendré cuidado si me ve
que me mando una cagada

El del segundo es agrandado
el del sexto un enfermito
no puedo ya soportarlo
siempre que los veo vomito

En el ascensor es un caballero
él posee ese don
con las chicas se regodea
mostrando su smarphone

Espero que les haya gustado
en familia ud escuchará
espero que tambien mi jefe
le mando saludos desde acá

jueves, octubre 18, 2012

Pecados capitales


Nuestro amigo salió del cajero
y pasó al lado de un pobre
"No me moleste señor", le dijo
y guardo los billetes en un sobre

Más tarde fue a almorzar a un restó
aunque comer no le hacia falta
pidio una ensalada completa
y devoro hasta el centro de la palta

Fue a hacer un trámite al banco
en la fila alguien quiso colarse como nada
él lo encaró inmediatamente
y le bajó los dientes de una tropada

Al trabajo fue finalmente
de eso el siempre hacia alarde
es que como ahí no hacía nada
llegaba temprano y se iba tarde

Su hermano era exitoso con las mujeres
no por nada le decian el conejo
a nuestro amigo le gustaria ser como él
seria lo contrario a mirarse en el espejo

Compró el Clarín ese día
leyó las noticias, fue breve
después fue directo a los clasificados
a consultar el rubro 59

El tipo era cabeza dura
no aceptaba otra opinión
este es el último pecado
mejor poneme una canción

Periodistas


Llego el dia. Al fin tu primera nota y vos ya estás mas que preparado. Te sabés la discografía completa de memoria. y en qué año salió cada uno de los discos. Y cómo olvidar aquella vez en televisión! El Madison Square Garden repleto y el tema para aquella banda de sonido que gano el oscar...
Pero entonces se te explota la burbuja y caés en la realidad casi hasta desmayarte.
Este tipo al que vas a entrevistar no tiene discografia, bibliografía ni nada terminado en “ia”. Apenas tiene una vaga historia que vale lo mismo que una moneda de 5 centavos. Pero lo importante es que se puso en pelotas en la casa de Gran Hermano. Entonces vos, el informante, tratas de sacarle el jugo a esta situación que tanto alimenta al público en general. Algunos son beneficiados con ese salto a la notoriedad repentino. Otros despliegan su pasado de semifamoso para inventarse una vida. Otros usufructúan a un celebre pariente.
Y del otro lado está el que se divierte cuando publicas esa foto que mira hojeando la revista sobre la tapa del inodoro salpicada.
A todo esto, al tipo cuando le preguntan lo que hace el responde con una con sonrisita berreta: “ojo, soy periodista”.

Primavera




Venías por la ruta, tranquilo. Te habias tomado una medida de Jim Beam, pero tranqui, digamos que la dejabas llevar bien. Las cejas reposadas, la vista no forzada y el viento acariciándote la pelada.
Te bajaste del pony, viste el pasto reverdecer cual alfombra de una cancha decente, digamos La Bombonera.
Las flores que se abrían y volvías a la época en la que el Rosedal era bancado por YPF. El arco iris surcaba la casa de tus pequeños ponys. Las estrellitas doradas y sus estelas. Y sus estelitas tambien, por qué no?. El cielo estúpidamente melanco a lo “You´re beautiful” de James Blunt que alguna vez le dedicaste a tu enamorada. Los colibríes tocaban una suave melodía. Las nubes tenues que te hacían estallar de alegría. Pero por sobre todo hay algo que te tiene intrigado.
“¡Que tiempo de mierda que hace en primavera, la verdad” . Salis de tu casa abriagado y al mediodía hace calorcete. No sabés bien como vestirte y menos sabe el de TN. o el de CN23, que para el caso da lo mismo. La primavera es de esas minas que salen en remerita. O los tipos esos en camisita. Y las minas con abrigo que pasan. Y otros abrigados similares a un mono negro. Es un electrocardiograma permanente y sin fin. Alfajores Blanco/Negro. Boca/River. AC/DC. Pero si se llama “El” “tiempo”, es masculino te decis”. Pero bueno a veces hay cosas que pasan. Y pones esos pronombres ridiculos como “El sarten” o “LA” Tota Santillán. Ridiculeces como esas, pero te das cuenta que ésta es la única estaciçon femenina.
¡Que viva la primavera!

Placeres culposos




Llegaste a tu casa en silencio y dejaste tu mochila ahí, prolija sobre el sillón. Tenías puesta la remera de tus adorados Joy Division. Despacito sacaste el disco y le diste play con los auriculares puestos. Después miraste a la chica de la tapa. El disco era ¿Dónde están los ladrones? de Shakira, que te empezó a gustar por el tema “Ciega sordomuda”.
En ese preciso momento apareció tu novia y te preguntó por qué lo compraste si siempre decís que la música latina es “una mierda insoportable”.
Y ahí mismo te acordaste de aquella vez que ibas caminando por Corrientes y te detuviste en una disquería.
Sonaba La Oreja de Van Gogh y enfilaste hacia la puerta del local porque querías saber de quién era ese tema. Le preguntaste a un muchacho que tenía un tatuaje de AC/DC en el brazo derecho, lo que en un principio te hizo acordar al de Andrés Calamaro y Julieta Cardinalli.
El pibe te miró fijo y se le hincharon los ojos de sangre, y echando llamaradas de fuego desde las pupilas te dijo que no tenía la menor idea de cómo se llamaba la booosta que estaban escuchando en ese momento.
Después de un segundo silencioso, vos recordaste las sabias enseñanzas y decidiste salir a tomar aire a lo Ravi Shankar.
Cuando volviste a tu casa te bajaste la discografía completa de La Oreja de Van Gogh, aunque por precaución la dejaste guardada en un rincón muy muy secreto de tu compu.

Charlie




Esto de los Guns and Roses es tremendo. De los miembros originales, hoy sólo queda uno. Ya para Use your Illusion, (su album doble del 91) la banda se estaba  desmantelando. Quedaban sólo 3 integrantes de la formación original. Eran duff mkagan en el bajo, slash en la Gibson y axl rose en los chillidos. Los fui a ver al gallinero la primera vez que vinieron. Fue un circo. El Axel que se movia como un gusano de un lado a otro. Las calzas yankis. La pelambre rubia de Duff. Las corridas imposibles de punta a punta del escenario. La galera de Slash El culo de Slash.
Slash es amigo de Charlie Sheen y lo acompañó en el Roast de Comedy Central con el que homenajearon al actor el año pasado (2011) y él le devolvió el favor mandándose un discurso en la entrega de la estrella de la fama al guitarrista este año (2012) y sólo por eso tengo unas ganas locas de ver al morocho africano ese. El único temita es que solamente quedan entradas para El Teatro de Colegiales y no es barato al menos para mí. El año pasado en el mismo lugar la entrada tampoco era barata pero al menos hubo reunión con Lemmy de Motorhead. Este año, en cambio, no hay reunión ni con León Gieco, y te venden el CD/DVD con la entrada, a la friolera de 750 mangos que, según el INDEC, sirven para comer 125 días, por lo que si querés vos y 2 amigos más, con esas entradas solitas para ver a Slash en El Teatro y disfrutar en casa su nuevo CD/DVD, morfás un año. Igual, me parece que me voy a ver al negro nomás, porque no se puede vivir sin comer, pero menos se puede vivir sin el rock’n’roll.

Pizza por Lavalle


Caminaba por Lavalle una noche de calor. En Pizza Roma hice un stop. Y ahí vi tu porción. Me tentó; sólo dije “Eh, chica! Sí, tú, la de la sonrisa, no me das un trozo de tu pizza? Pero no hubo respuesta. Todo en ti fue indiferencia.
Decepcionado, al kiosco de revistas me dirigí. La revista Hombre estaba allí. La pedí. El kiosquero me dijo que era la última y estaba reservada. Uy! Qué cagada! Pensé en ti.
Tenía una sed asquerosa, me dieron ganas de tomar gaseosa. Eh! Cocacolero! Y me dejó una coca chiquita de ocho pesos sin pajita que bebí hasta el fin. Eructé, miré el envase vacío y pensé en ti. Sí, otra vez en ti.
Salí a buscarte! Me recorrí todo Lavalle! Esquivé al pizzero, al cocacolero y a las estatuas vivientes atropellé.
Llegué al final de la peatonal, doblé esa esquina infernal y allí te encontré, pero para qué? Estabas sola y con las manos vacías. Restos de queso colgaban de tus encías. Pero sin tu porción, sin tu sonrisa ya no pienso más en ti. Nunca más en ti.

domingo, julio 15, 2012

Déjalos hablar



¡Mirá estos de Crónica lo que mandan! “Ahí va Dr. House. Aprovechó para recorrer la noche porteña en bicisenda”. Es buenísimo. “Dicen que llevaba campera de motoquero y bastón detrás del asiento”, le ponen también.
No, ese no es Dr. House, porque Dr. House esta noche toca en el Luna Park.
¿Y vos por que no fuiste?
Nada, no había bajado el disco, no conocía su música.
¿Y la serie? ¿No sos fanático de la serie?
No, para nada. Igual creo que es cool porque el capo de la radio donde laburo tiene una remera con el logo… Sí, qué se yo, me hubiese gustado ir… tenía 2x1 aparte… tocaba ayer y hoy.
Pero si no estuviste ahí en el Luna Park, ¿qué hiciste más importante que eso?
La primera noche que tocó me fui a Niceto.
¿A Niceto?
Si, fui a ver a La ola que quería ser chau a Niceto. Tocaron en una fiesta bastante venida a menos y anotaban a cualquiera en lista, gratis… así que aproveché.
Ah
Pero ahí no  tocan a las 3 de la mañana de un viernes cuando venís fundido de la semana de laburo.
Claro, es gratis pero…
Y sí, igual la guita la recuperan en otras cosas.
Entiendo. Como sea, la primera noche no fuiste a ver a Dr. House porque te ensartaste en Niceto a ver La ola que quería ser chau, ok. ¿Y el otro día que tocó el Doc.?
El otro día, a la tarde digo, me habían invitado al cumpleaños de la sobrina segunda de mi novia. A mi me importaba un carajo ir, pero estaba bueno porque era en un country al aire libre, con pileta y eso.
Genial ¿y a la noche?
Estábamos en el country, te decía. Entonces antes de que llegue la noche y ya un poco entonado con Luigi Bosca me invitan a un picadito. Eran cuatro contra cinco; les faltaba uno. No al arco por suerte.
¿Y? ¿Ganaron?
Metí un gol. Hacía mucho que no hacía uno… y me desgarré.
¿No, posta?
Sí, me hice mierda la pata derecha. Pero me atendieron bien por suerte y mi suegra me llevó en el asiento de atrás mientras mi novia me animaba.
¡Pero qué bajón!
Sí, y cuando llegué a casa me eché en la cama, semimuerto. A los cinco minutos revisé el celu y veo que tengo 2 llamadas perdidas de Diego. Lo llamo, ¡y me dice que tiene un par de entradas gratis para ver a Dr. House!
¡No jodas! Pero entonces… ¿Quién es el de la bicisenda?

martes, junio 19, 2012

Paseando en familia


Mi hermano apareció en casa. Es extraño que él venga a visitarme pero yo tenía ropa suya y él la vino a buscar. Ropa que usé como mucho una vez o jamás me puse. También estaba mi tía. Tampoco ella es de venir a visitarme, pero lo estaba acompañando a mi hermano, como si fuese una especie de supervisora o algo así. Mi tía estaba muy elegante con su pollera, camisa y saco al tono. Antes de ir a cambiarse mi hermano me habló de la comida que se sirve en su casa; de la bondad de los ravioles con salsa de tomate y queso que comimos el domingo pasado. “Esos ravioles son elaborados con los mejores ingredientes, parecen caseros…”, dijo. A lo que yo pregunté  “¿Y cuánto sale la caja?”. “70 pesos”, me contestó. Como éramos cinco almorzando en su casa, le dije no sin asombro: “¡Son como cuatrocientos pesos!”. “Y sí ¿Cuánto querés que salga?”, fue su única respuesta. Entonces encaró a probarse una de las camisas que vino a reclamar, y yo le dije “Bancame que voy al baño. “Se trata de una urgencia”, aclaré.
Salimos. El día estaba soleado y era una buena ocasión para hacer un paseo. La ropa podía esperar. Éramos mi hermano, mi tía y yo. Mi viejo se coló al final.
Dado que nunca la había sacado a pasear desde que la arreglé, me animé y los acompañé en bici.
Recorrimos muchos lugares y, como era el día de la primavera, había gente repartiendo flores a cambio de una contribución. Yo les pasé por al lado como nada. No le iba a comprar una flor a mi tía. ¡Como si me interesaran las flores! Pero mi tía, siempre tan atenta ella, se paraba ante cada chica que ofrecía gentilmente sus flores, le daban una y yo terminaba poniendo la moneda.
Seguimos camino y vimos pasar una Ford Ranchera modelo ochentoso que me hizo acordar a una de esa época que tenía mi padre. Color blanco era. “¿A cuánto me vendés la Ranchera?”, quise saber. Me miró mal, con cara de “¿De qué estas hablando Willis?”.
Me aburro de esperarlos a todos con la bici, así que me adelanté hasta que llegué a Carlos Pellegrini y Corrientes. Era mediodía de un martes y el tránsito estaba convulsionado. Tacheros mala onda no faltaban.
De pronto miré hacia el centro de la avenida 9 de julio y ví una especie de gran carroza color gris metalizado con una multitud saltando arriba, como si estuviesen en un recital de AC/DC. El paso de la carroza hacía más lenta la circulación, cosa que sin duda molesta a cualquiera. Más si se trata de un taxista, a quien directamente lo indigna. Después la multitud bajó en masa de la carroza e interrumpió totalmente el tránsito, creando un caos aún mayor. Los conductores enfurecidos se bajaron de los autos y comenzó una verdadera batalla campal. Conductores versus personajes de la carroza. A todo esto quise saber por donde andaba mi familia para avisarles, pero me olvidé de llevar el celular. Entonces paré en un teléfono público. Entre los cartelitos porno y la mugre metí dos monedas de veinte centavos por la ranura y milagrosamente me pude comunicar. Después de avisarle, mi hermano me dijo que andaban por Constitución, y que lo sorprendía la cantidad de chicos-chica que había en el lugar. “Acá hay mucho chico-chica, eh”, me dijo. También me reclamó que lo haya llamado desde un teléfono público.
Pedaleé hasta llegar a la zona de Retiro y en el Hotel Plaza me encontré con un jeque árabe saliendo de ese elegante hotel acompañado por El Diegote y un par de chicas. Al Diegote le pedí un abrazo dado que es mi ídolo máximo. No todos los días se tiene la oportunidad de saludar a una estrella internacional como él. Dejé mi bici apoyada en un gran macetero y le dí el abrazo. En eso salió del hotel un auto negro y con vidrios polarizados al que subió el jeque árabe y las chicas. Último subió El Diegote y me dijo “Vení, vení, dale”. Y yo también subí. El auto salió rápidamente despedido como una bola de pinball y llegó al microcentro donde seguía el caos. La batalla entre la multitud y los conductores, en particular los taxistas indignados no cesaba. Me puse nervioso y prendí un cigarrillo. El jeque árabe puso mala cara y bajó la ventanilla, a través de la cual un grupo de taxistas alcanzó a ver al Diegote. Los taxistas comenzaron a amasijar el auto, y el resto de los conductores con los personajes de la carroza los siguieron. Yo alcancé a escapar y me fui a buscar mi bicicleta a Retiro. De ahí a Constitución donde me encontré con mi hermano, mi tía y mi viejo.

miércoles, junio 06, 2012

Noche de reunión

Era noche de reunión
Me prepare como buen anfitrión
El primero en caer fue Cacho,
Se trajo un rico vinacho


Y después vino Martín
A tomarse un buen whiskylín
Siempre hay alguno que no encaja
Pero le dimos duro a la baraja


Ya todo nos importaba un bledo
Y era porque estábamos re en pedo
Menos mal que era viernes
Y estábamos todos listos para el emperne


Como éramos todos hombres
Queríamos muchachas que asombren
Salimos de ahí como disparados
Con ganas de oler el pescado


Llegamos a una casa de citas
Nadie quiso perderse a las chicas
Las había de todos colores
Gustos, tamaños y olores


Yo me encare a una tal Diana
Tenía 15, casi voy en cana
Aunque la verdad no era tan nena
Ella valía realmente la pena


Después fue el turno de mi amigo Carlitos
Más conocido por el tamaño de su pito
Todos le tenemos sana envidia
Se come a su empleada de Bolivia


También quiso pasar el gran Cacho
A que las chicas le acaricien el penacho
Él estaba dispuesto a todo
Hasta quiso dos chicas en el lodo

Y en el local sólo quedó la madama
Ni que paguen me la llevo a la cama
Menos mal que nos fuimos al toque
Ya habíamos curtido el emboque

Nos despedimos alegremente
Ya nadie estaba caliente
Yo me tome el primer taxi que vino
Solo, borracho y cansino

A nadie le interesa la moraleja
Ni si estuve con esa pendeja
Tampoco si Cacho estuvo con dos
Es tarde, te voy a decir adiós

jueves, mayo 03, 2012

Sueño de una noche de otoño


             Y yo estaba ahí. En esa gran sala de cine. Se proyectaba una película de animé. La sala era amplia, pero no tenía butacas sino una especie de gradas de piedra. Eran mas o menos diez filas en total. Lo extraño de esta sala era que tenía una ventana vidriada y pegado a ella en el exterior estaba separada por un alambrado de púa. De ese lado había un campito con una casa de techo a dos aguas rojo. El cine estaba animoso y la gente muy entusiasmada ya que la película era de alguna forma excitante. Muchos colores y figuras se desprendían de la pantalla. Gritos y más gritos venían de la sala, Estaban dando animé porno. En eso sale de la casa que está del otro lado un hombre de unos cincuenta años, muy peludo y barbudo en cueros a los gritos y con un revolver plateado en su mano derecha. El hombre sólo viste un pañal.

-         ¡Hijos de remil puta!  ¡Dejen de hacer kilombo malparidos del orto!

            Tras lo cual pega un tiro al aire mientras se acerca a la ventana que da a la sala. Todos los espectadores en masa huyen de ahí a los gritos. Mis amigos y yo salimos como podemos.
Agitados y después de tranquilizarnos un poco nos vamos hasta la feria que queda a unos cien metros. En uno de los puestos de la feria podía encontrarse todo tipo de tabaco, de todos los colores y sabores; vainilla por ejemplo. En la pared del puesto están colocados un estante arriba del otro, forrados con un papel de color verde. La muchachada se dispone a probar las distintas clases de tabaco. El favorito obviamente es el cubano, aunque los argentinos y brasileños no se quedan atrás, según pude observar.
De repente aparece un mono vestido con un overol anaranjado. Nos hace señas para que lo acompañemos, lo que no nos parece mal teniendo en cuenta que no tenemos nada que hacer. Entonces ahí vamos.
El mono nos guía hasta un pasadizo estrecho y una vez ahí bajamos por una escalera. Mientras bajamos, un tipo de unos 45 años nos llama la atención de un chiflido y nos tira una malla blanca a cuadros celestes y azules. Mi amigo, que va adelante mío se apura a agarrar la prenda pero yo lo sigo muy de cerca y cuando va a agarrar la malla lo empujo y la agarro yo. Es mía, aunque no veo ninguna pileta. La tiro.
Siguiendo al mono nos encontramos con un edificio bastante descascarado donde hay un grupo de personas que están en una clase, aparentemente de geografía. Había un mapamundi colgado en el pizarrón así que sí. Nosotros nos sentamos en unos bancos a observarlos. En eso el mono desaparece y vuelve con unas bolsitas raras del mercado. Ahí nomás, a las escondidas, armamos algo para fumar. Estamos contentos ¡Al fin! pero los alumnos de geografía se acercan a curiosear y nos abortan el plan.
Salimos del edificio. Llueve. Nos encontramos con Cristian Aldana que viene en una furgoneta blanca. Me dice:
-         ¡Eh, Julián! ¡Venite que ya nos vamos para Buenos Aires!
-         ¿Como? ¿No estamos en Buenos Aires?
-         ¡No! ¡Estamos en Rosario y tenemos cuatro horas hasta Buenos Aires!
Entonces me acerco y veo que sobre la furgoneta está recostado un amigo suyo. Es Fabián Casas, con barba y vestido con una campera oscura y una gorra. Llevaba un libro bajo el brazo. Me dice: “¡Uh! ¡No sabes cómo te estábamos esperando! ¡Subite!”
Yo me siento contento con verlo. Y me doy cuenta que si llegamos en cuatro horas a Buenos Aires llego justo para poner el agua de los fideos. Hoy mi hermano y mis sobrinos van a comer a casa.



Juan Fontana

Arte Marcial


¿Cuál es el profesor de karate que gana más plata?
El Caga Teca

viernes, abril 20, 2012

Román



El tipo estaba muy cómodo. Comodísimo en el living de su casa. Era una tarde de junio; Se estaba definiendo el campeonato Clausura.
El tipo estaba en el sofá con su mujer Marta. Marta estaba tomando mate sola como siempre. En un rato iría hasta la panadería “La miga” a comprar unos bizcochitos de grasa para acompañar el resto de la mateada. En eso Marta deja el termo Lumilagro y el mate, se levanta y cruza por delante del tipo para ir al baño; Da un portazo y se baja la bombacha, que a esta altura del día ya está bastante olorienta.
El tipo sigue mirando el partido de fútbol sin prestarle atención. Al rato escucha el líquido que suena al caer y grita:

-          Che, cierren esa canilla que hace ruido, jajaja!

A lo que la mujer responde:

-          Ah si? A esta canilla la voy a hacer ver por el plomero!!!

-          jajaja! A esa canilla ni el plomero le saca el sarro jajaja!!! , dijo y en ese momento exacto, Riquelme la clavó en el ángulo y el barrio explotó a gritos.


Juan Fontana

martes, abril 03, 2012

EL VINO

Vino del pueblo. Tocaba la guitarra desde los siete años. Nadie podría llegar a considerarlo un Mozart, un Bethooven. Tampoco un Listz. Su destreza no pasaba por el clavicordio o el piano. Él amaba la guitarra eléctrica. Había comprado una Rickembaker a un profesor de música que estaba por casarse y necesitaba el dinero. Enfundó el instrumento y se fue a la gran ciudad. Se tomó el tren Urquiza, que en aquel entonces –antes de la privatización y posterior desaparición de este medio de transporte- unía toda la Mesopotamia con la ciudad de Buenos Aires. Las paradas de ese tren eran interminables, con los típicos pueblos alrededor de cada estación.
En el viaje durmió, cabeceó, se despertó y todo ese ciclo volvió a su comienzo, siempre abrazado a la Rickembaker.
Cuando el tren finalmente llegó a la Terminal de Chacarita, tomó el colectivo de la línea 39, que pasa por el centro de la ciudad hasta llegar a Constitución. Hasta ahí llegó él, con una dirección anotada en un papelucho. Tocó a la puerta. Nadie atendió. Varios fueron los intentos hasta que una anciana de pelos blancos como el algodón abrió la puerta rechinante. La anciana lo miró de abajo hacia arriba y le preguntó:
- Si… ¿qué necesita muchacho?
- Buen día, necesito un lugar para quedarme unos días y me recomendaron esta pensión.
- ¿Pensión? ¡Esto es un hotel!
A pesar del altercado, la anciana lo hizo pasar inmediatamente.
Una escalera lo llevó hasta una sala de estar. El único mobiliario que se encontraba ahí era una biblioteca en altura. La anciana dijo:
- Le muestro la habitación, muchacho.
Lo condujo a través de un pasillo de pintura descascarada color celeste. En el camino se cruzó con un pasajero. Más bien pasajera. Era una chica flaca, muy flaca, escuálida podría decirse, y de cabellos rubios. Él la miró con timidez pero ella siguió como si nada.
Al llegar a la mitad del pasillo la anciana abrió una puerta.
- Esta es una habitación compartida. En estos momentos la persona que vive acá no está pero llega al mediodía. Como imaginará es la opción más económica.
Cerró la puerta y siguieron hasta el final del pasillo.
- Esta es la única habitación individual que me queda. Es chica como puede ver pero acá no va a tener problemas con nadie. No es que si elige la otra habitación va a tener problemas. Nada que ver. Acá va a estar más cómodo, aunque le va a salir el doble que la anterior.
- Me quedo con la compartida, dijo él casi sin pensarlo.
- Está bien, dijo la anciana. La habitación se paga por adelantado. Venga que le hago el recibo. ¿Cómo es su nombre?
Antes de que la anciana le entregue las llaves, Martín pagó por la habitación, para después instalarse. En el pasillo se cruzó otra vez con la rubia, que en esta oportunidad llevaba un termo y un mate vacío en cada una de sus manos. Tampoco cruzaron miradas en esta segunda oportunidad.
El jóven abrió la puerta, dejó su bolso y la Rickenbaker a un costado. Probó el colchón. Era un poco duro para su gusto pero por lo que había pagado por la habitación no podía exigir más.
Durmió una siesta larga. Los asientos del tren no eran del todo cómodos y necesitaba descansar.
Cuando despertó ya estaba en la habitación su compañero. Y lo miraba fijo.
Martín también lo miró fijo.
- Y vos cómo te llamás?
- Martín. Soy de Concordia…
- Sí, acá la mayoría somos del interior. Yo soy de Luján. Me llamo Víctor. ¿Te molesta si pongo un rato la radio?
- Dale. Mientras voy a preparar algo de comer. Me muero de hambre; fue un viaje largo. ¿Vos comiste?
Víctor prendió la radio y puso una FM. Estaban pasando cumbia.
El almuerzo fue simple; un plato de fideos con salsa de tomates casera. La receta, básica: dorar cebolla, agregarle una lata de tomates perita, un poco de orégano y sal.

martes, marzo 06, 2012

LA ADRENALINA DE LA INFIDELIDAD

Hoy me desperté con ganas de ponerla. Un vinito, charla, música y a otra cosa. Pero soy casado. No es que los señores casados como yo no practiquen el sexo ¡Por favor! Uno siempre la pone. Pero... Pero... No es lo mismo. Ya nos conocemos. Viajamos en el mismo subte. Bajamos en la misma estación. Catedral, línea D. Y como para empezar a la mañana todo se ve distinto. Las caras deformes y el pelo totalmente despeinado. Un Desastre. Entonces voy en el subte con ella ¡Y ni el IPod puedo escuchar! Y a todo eso se le junta que ahora la estoy pasando mal con “mi jermu”. Un embole. No pasa nada. Ni un pete me hace la desgraciada. “Tengo que salir”, me dije.

Me mandé solo a El living a escuchar la mejor música. De repente la veo. Sentada ahí mirándome con insistencia. Me descontrolé, la chamuyé y me la cogí. Un volcán la mina. Le dí por todos lados. Muy puta la degenerada. Me la agarraba y me la besaba como si mi cosa fuese una cartera de Vuitton .Y me la seguí cogiendo. Le mandaba un verso a “la bruja” y salía de joda. Hasta de viaje me fui con ella. A San Clemente del Tuyú la llevé. Y después dejé a “mi jermu”. Fue como si me hubiera fumado uno de corrido. Una adrenalina. La adrenalina de la infidelidad. Ahora estoy solo pero me cago de risa. Llamo al delivery. El departamento es un kilombo. Y me paso el día fumado escuchando música. También jugando a la play y mirando los partidos de Boca siempre.

Y cuando me vienen las ganas, me la chupa la vecina.


Juan Fontana

viernes, febrero 17, 2012

"PODEROSO CABALLERO..."

Poderoso caballero
es don Dinero.

Madre; yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que, pues doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Nace en las Indias honrado
donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España
y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Es galán y es como un oro,
tiene quebrado el color,
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero es don Dinero.

Son sus padres principales
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Más, ¿a quién no maravilla
ver en su gloria sin tasa
que es lo menos de su casa
doña Blanca de Castilla?
Pero pues da al bajo silla
y al cobarde hace guerrero
poderoso caballero
es don Dinero.

Sus escudos de armas nobles
son siempre tan principales
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles;
y pues a los mismos robles
da codicia su minero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos,
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos.

Y pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo
poderoso caballero
es don Dinero.
Y es tanta su majestad
(aunque son sus duelos hartos)
que con haberle hecho cuartos
no pierde su autoridad:
pero pues da calidad
al noble y al pordiosero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que las caras de un doblón
hacen sus caras baratas.
Y pues las hace bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero
es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra,
(mirad si es harto sagaz),
sus escudos en la paz,
que rodelas en la guerra.
Y pues al pobre lo entierra
y hace propio al forastero
poderoso caballero
es don Dinero.


Francisco de Quevedo y Villegas
(1580-1645)

martes, enero 24, 2012

Vos y yo

Querida

Qué

Hoy vi tu cómoda

Y

Tenia: un análisis para la nutricionista que nunca fuiste, un envoltorio de Tofi medio retorcido, un taco de oficina con un numero pero sin el nombre y un tique del eki que incluye condones que nosotros no usamos

Resumiendo, vos sos una gorda y yo un cornudo.



Juan Fontana